sábado, 8 de junio de 2013

Llegada a Los cardones de arriba

               




                             Vista de Los cardones de arriba desde el camino de ripio

Al día siguiente del fallido intento por llegar a Los Cardones de arriba, emprendimos nuevamente la caminata hasta allí. Era una jornada más cálida que la anterior, tal vez por ello el ascenso se tornó bastante agotador.
Es importante llevar siempre abrigo ya que, como expliqué en otro blog, suele soplar mucho viento y muy frío. También es imprescindible cargar agua (al menos un litro por persona en época estival) porque no es seguro beber del manantial que se encuentra en el lugar, además él pertenece a una propiedad privada.
La caminata consume, aproximadamente, dos horas y media entre ida y vuelta, yendo a paso tranquilo, pero no hay que olvidar la altitud en que se encuentra la zona (2700- 3000 msnm), por lo que es mejor "aclimatarse" un día o dos antes, en los 2000 msnm (altura de la localidad de Amaicha del Valle, que dista a unos kms. de ese punto de la ruta o en otra población de la zona).
Unos metros luego de haber partido, una linda mariposa se posó en una piedra bastante tiempo, lo que me permitió fotografiarla aunque no con sus alas extendidas.



Un poco agitados llegamos al lugar. En contraste con los arbustos bajos y la vegetación xerófila predominante, nos encontramos con un verde oasis originado por el trabajo de quienes lo habitan. Nuevamente, los chopos aparecían por doquier pero también uniformes alfombras de césped, como si nos hubiéramos trasladado a otro lugar geográfico.
  

Tanta vegetación se debe a manantiales de agua transparente que riegan el terreno, como el que muestro en la foto inferior y que se encontraba en una propiedad privada.



Arriba: vista de
un camino que conducía a otra propiedad privada, por lo que no pudimos seguir por él, llevados por la curiosidad que nos despertaba un sector de la montaña poblado por numerosos cardones, que se podrán observar en otra foto. 


Pirca


Al fondo, sauces mimbres.

            
                                                             Rincón arbolado



Puerta de entrada a un predio, hecha con madera de cardón



Flores silvestres


Líquenes de extraño color sobre la roca.


Pirca con ramas espinosas encima para evitar el paso de animales y hombres. Suelen usarse de manera habitual y consisten en superponer las piedras sin talla alguna, como se las encuentra en la naturaleza. Cabe aclarar que la piedra abunda en la región.


Vista del lugar desde lejos, con un campo de cortaderas en flor (Cortadeira selloana). Los árboles coposos son sauces mimbre. Detrás de la pirca se insinúa el cardonal.


Pequeña flor silvestre.


Cortadera al viento.

Apenas media hora después de haber llegado comenzamos el descenso. No pudimos recorrer el lugar en su totalidad, entre otros motivos, porque las propiedades privadas nos cortaban el paso pero ello nos incentivó a desear con más ganas regresar a Los cardones de arriba otra vez.
La hora de la tarde comenzó a ser la ideal para tomar fotografías.

Los mismos burros salvajes que vimos al subir, nos esperaban a la orilla del camino, siempre expectantes y temerosos. El burro marrón era el líder del grupo y se hizo notar intentando ahuyentarnos con fuertes y roncos soplidos. Era un burro muy territorial.






Vista del Valle de Yocavil rodeado por cordones montañosos: el superior: Cumbres del Cajón o de Quilmes. A la izquierda: Sistema del Aconquija.


Lindo contraste entre los chopos y las cortaderas las que, casi como una ley, son agitadas por el viento.

Abajo: otras fotos tomadas en una tercera oportunidad (pero no pude avanzar más allá que la vez anterior).




                                  Vista del Valle muy verde luego del lluvioso verano 



                                                      Cecilia, perdida entre las pircas




  


Vista del lugar al atardecer. Se observan los caballos pastando en ese fértil piso de césped. Atrás, el cardonal.


Ésta es una de mis fotos favoritas, con los cardones que parecen estar despidiendo al sol que pronto se ocultará detrás del Aconquija.


Vista desde el camino hacia el Noroeste. La arboleda son Los Cardones de abajo. A la caminata hasta allí la relato en otro blog.

Casi anocheciendo llegamos a la ruta. Magníficos colores teñían las cumbres y el frío comenzaba a envolvernos sin piedad, pero valía la pena sentirlo ante increíble belleza.




Cumbres Calchaquíes al anochecer.  

En esta tercera oportunidad, nos recibieron los cerros con estos colores. Lamentablemente no sabía usar mi cámara y sólo puede fotografiarlos de esta manera. Pero se los veía casi exactamente así. Unos matecitos fueron el broche de oro.

Fin




                                                                                Marcela Neme, Junio 2013, Mayo 16







sábado, 1 de junio de 2013

Caminata a Los Cardones de arriba (puesto del medio), ruta provincial 307, Tucumán, Argentina (primer intento)




Vista de Los Cardones de arriba desde la ruta interprovincial 307 un día de niebla

Pasando la localidad de Tafí del Valle, Tucumán, ubicada al Noroeste de la provincia y, luego de atravesar El Infiernillo, punto más alto del abra que lleva ese nombre (msnm) , se comienzan a observar una serie de casas ubicadas a la derecha y a la izquierda de la ruta provincial 307.
Los álamos casi siempre indican poblaciones humanas; en algunos casos las viviendas fueron abandonadas.
Con el deseo de conocer una de ellas - Los cardones de arriba- y debido a un intento fracasado por llegar hasta el fondo de otra población del lugar a causa de una repentina y extraña tormenta en el mes de Marzo, emprendimos viaje en vehículo hasta el camino de ripio que lleva a la misma, esperando que las nubes terminaran de abrirse.



Vista del Valle de Yocavil desde la ruta 307, cuando las nubes todavía persistían en el cielo.



Un espléndido arco iris con Cumbres Calchaquíes en el fondo.


Restos de las nubes que inundaron el cielo.

Antes de iniciar la, seguramente exigida caminata, unos matecitos calientes nos dieron ánimo. A pesar de realizarla en época estival, es importante llevar siempre bastante abrigo ya que suele soplar un viento muy frío.


                          Yo tomando mate en medio de agreste e imponente lugar


Después, y extasiados por los paisajes, comenzamos la difícil trepada por el camino y por irreconocibles cortadas que usa la gente que transita asiduamente el lugar. Cabe recordar que en la ruta la altitud es de 2700 msnm. y que el caserío se encuentra entre los 2900 y los 3000 msnm. por lo que se hace muy difícil el andar, sobre todo para quienes no se han acostumbrado todavía al aire enrarecido. Aún para nosotros la cuesta nos exigía mucho esfuerzo y nos obligaba a detenernos de vez en cuando para tomar aliento.

Apenas iniciamos el viaje, una familia de burros salvajes nos observaba muy atentos desde lejos, alertas ante nuestra invasión territorial. Uno de ellos, que no aparece en la foto y evidentemente el alfa de la tropilla, emitía fuertes ruidos, mirándonos fijamente con la clara intención de echarnos del lugar.


 La luz de la hora más la limpieza del aire por importante tormenta, tornaba cristalina la atmósfera y resaltaba los colores de la tarde.


Panorámica del valle de Yocavil  desde la cuesta. El brillo que se observa a la derecha y centro de la imagen es la represa de Los Zazos, otra población de la zona. 

Hacia todos lados que mirábamos el paisaje era maravilloso. En la imagen de abajo y detrás de las nubes que se deshacían, el cordón del Aconquija.





En los 2800 msnm, aproximadamente, podíamos sentir los salvajes perfumes del aire y de los vegetales que retomaban sus colores habituales de verano



Hacia el Oeste divisábamos el gran cardonal que nos esperaba más arriba y unos sauces que rodean un verde terreno donde pastan caballos.



Metros más arriba, nos encantábamos con el color de los chopos que defienden el lugar de los poderosos vientos que vienen desde el abra del Infiernillo.



El cardonal intacto, a la izquierda de la población.



Como no tendríamos la luz necesaria para llegar al lugar y luego regresar, desde una altura de 2800 msnm. o un poco más, emprendimos el regreso. Unos atemorizantes y a la vez hermosos gusanos con delgadas púas aparecían en el camino.


En algunos rincones todavía se podían apreciar estas flores silvestres que abundan en la zona.


Llegamos a la ruta justo al anochecer, con la esperanza de regresar y concretar nuestro objetivo: conocer Los Cardones de arriba, lo que logramos una segunda vez.  Se los relato en un próximo blog.


 Marcela Neme, junio 2013